Thursday, March 10, 2011

Los estados del Amor

Mientras el creciente dolor minaba su interior,
ya lejos destellaba la luz de la ilusión.

Una chispa hiriente
culminó junto al anochecer,
y los ojos que la observaban
rogaban enmudecer.

Pues daban gritos desgarrantes,
en forma de aluvión.
Un chirrido incesante,
a todas voces el horror.

Una tristeza tan vacía,
que llegaba a enloquecer
a la noche más sombría,
y al más calmo atardecer.

El odio suplantó al hiriente dolor,
quien lentamente se doblegó.
Arrodillado, bajo su cabeza
y ahi mismo pereció.

Rencor es mi segundo nombre,
-mencionó al pasar-
Tu haz de recordarme siempre,
pues sin mi tienes mucho que olvidar.

Resentirás todo lo que has querido,
te hundirás hasta no respirar.
Pensarás en lo que has perdido,
y que no volverás a añorar.

Abrirás puertas y ventanas.
A tu más preciado jardín irás.
La ira hará que cada flor destroces,
y solo luego te arrepentirás.

La negación se ha hecho tu amiga
y no deja de vociferar, gritando
-¿en que te has convertido?-
Jurando no conocerte más.

Te miras y no te ves,
Te sientes pero no estás.
Es hora de que Tú vuelvas
y quieras volver a comenzar.

Regresas sobre tus recuerdos;
lentamente se recomponen,
como un rompecabezas,
sellando un vasto final.

Esperanza, te he perdido! -exclamó el Desamor sin más-
Sin embargo resuelta has vuelto,
y juntos seremos de nuevo luz
en la eterna oscuridad.


                                                                                                                     
                                                                                             Natalia S. Navarro.